"Si observamos a un pit bull realizar un ejercicio nos da la impresión de que lo hace con facilidad y sin ningún esfuerzo físico. Dado que la capacidad motriz y la resistencia física del perro es muy superior a la nuestra nos resulta difícil evaluar la condición física de un perro gran forma y otro que lleva una vida sedentaria. Pero a la larga, y sobre todo en ejercicio continuado, el perro que es sometido regularmente a entrenamiento físico siempre responderá mejor. Por otra parte los pit bull disfrutan con el ejercicio, se diría que han nacido para él, el ejercicio les sube la moran, convierten todo entrenamiento en juego feliz y progresan a pasos gigantescos.
Todo ejercicio debe iniciarse con una carrera a poca velocidad que ayuda a desarrollar el volumen muscular y el sistema cardio-vascular. Está demostrado que este tipo de ejercicio de larga duración y de intensidad media modifica la conformación muscular del corazón y el volumen de la cavidad interna cardíaca aumenta en relación a las sesiones de entrenamiento. Como consecuencia el corazón impulsa una mayor cantidad de sangre sin aumentar el ritmo de los latidos. El corazón se fatiga menos, principio de una buena resistencia.
Los perros jóvenes han de comenzar su entrenamiento deportivo a partir de los 8 meses mediante sesiones de largos paseos sin esfuerzos violentos. Si queremos actuar con método debemos medir el ritmo cardíaco de nuestro perro el día que inicie su puesta en forma, el pulso se le toma al perro sobre la arteria femoral en la cara interna del muslo, con el animal en reposo. A los seis meses de entrenamiento se apreciar ya una baja en la frecuencia del ritmo cardiaco, a título orientativo, un perro bien entrenado de 30 kg. de peso tendrá unas 50 pulsaciones por minuto.
Nunca haremos correr al perro detrás de un coche, pues su velocidad casi siempre es superior a la media del perro, que nunca debe superar los 20 km por hora. El periodo de entrenamiento debe ser de 30 a 40 minutos, pero los perros bien entrenados pueden superar las 2 horas de carrera sin experimentar el menor cansancio.
Vamos a proporcionarle a nuestro perro fuerza y tonicidad. La 1era se obtiene mediante movimientos lentos que sitúan los músculos al límite de sus posibilidades, la 2a con movimientos rápidos. Para incrementar la potencia muscular recurriremos a la repetición continuada de unos movimientos que exijan poner en juego siempre los mismos músculos. Los más apropiados son la marcha y el trote en distintas superficies, y la natación.
En la marcha los músculos trabajan lentamente, por lo que aumenta su volumen, en el trote trabajan rápidamente lo que perfeccionara su tonicidad. Marcha y trote pueden alternarse sobre tres superficies:
* El terreno en cuesta, sobre el que el perro se ve obligado a ejercitar los músculos extensores, de gran importancia en el movimiento, ya que son los propulsores en cualquier tipo de salto.
* El suelo blando, donde son los músculos de las extremidades los que realizan el esfuerzo.
* Superficie normal, que produce una combinación de todos los músculos.
Para que el perro se mueva sobre una superficie en cuesta podemos situarnos en la parte alta de una rampa y desde allí arrojarle una pelota y darle la orden de que nos la traiga. Si está enseñando a recoger objetos descenderá y subirá cuantas veces se lo ordenemos. El suelo blando ideal es la arena de la playa, pero también pero también puede servir la nieve e incluso caminar sobre una pequeña superficie de agua de poca profundidad como las orillas de un río, o incluso una fuente. Hay una cuarta superficie, caminar sobre terreno rocoso, que desarrolla una óptima coordinación motriz entre todos los grupos musculares del perro. Sobre este tipo de terreno unos músculos han de flexionarse en tanto que otros se extienden, un trabajo de disociación muy necesario.
El pit bull en general no le teme al agua en incluso la mayoría de los ejemplares disfrutan en ella, pero es difícil conseguir que un perro nada más allá de unos pocos metros. La mayoría, sí les arrojamos un objeto se limitan a recogerlo y a volver inmediatamente a la orilla."
Aquí están algunas rutinas que nos pueden servir para mantener a nuestros ejemplares en perfectas condiciones físicas, ahora sólo falta tu voluntad querido lector.
Todo ejercicio debe iniciarse con una carrera a poca velocidad que ayuda a desarrollar el volumen muscular y el sistema cardio-vascular. Está demostrado que este tipo de ejercicio de larga duración y de intensidad media modifica la conformación muscular del corazón y el volumen de la cavidad interna cardíaca aumenta en relación a las sesiones de entrenamiento. Como consecuencia el corazón impulsa una mayor cantidad de sangre sin aumentar el ritmo de los latidos. El corazón se fatiga menos, principio de una buena resistencia.
Los perros jóvenes han de comenzar su entrenamiento deportivo a partir de los 8 meses mediante sesiones de largos paseos sin esfuerzos violentos. Si queremos actuar con método debemos medir el ritmo cardíaco de nuestro perro el día que inicie su puesta en forma, el pulso se le toma al perro sobre la arteria femoral en la cara interna del muslo, con el animal en reposo. A los seis meses de entrenamiento se apreciar ya una baja en la frecuencia del ritmo cardiaco, a título orientativo, un perro bien entrenado de 30 kg. de peso tendrá unas 50 pulsaciones por minuto.
Nunca haremos correr al perro detrás de un coche, pues su velocidad casi siempre es superior a la media del perro, que nunca debe superar los 20 km por hora. El periodo de entrenamiento debe ser de 30 a 40 minutos, pero los perros bien entrenados pueden superar las 2 horas de carrera sin experimentar el menor cansancio.
Vamos a proporcionarle a nuestro perro fuerza y tonicidad. La 1era se obtiene mediante movimientos lentos que sitúan los músculos al límite de sus posibilidades, la 2a con movimientos rápidos. Para incrementar la potencia muscular recurriremos a la repetición continuada de unos movimientos que exijan poner en juego siempre los mismos músculos. Los más apropiados son la marcha y el trote en distintas superficies, y la natación.
En la marcha los músculos trabajan lentamente, por lo que aumenta su volumen, en el trote trabajan rápidamente lo que perfeccionara su tonicidad. Marcha y trote pueden alternarse sobre tres superficies:
* El terreno en cuesta, sobre el que el perro se ve obligado a ejercitar los músculos extensores, de gran importancia en el movimiento, ya que son los propulsores en cualquier tipo de salto.
* El suelo blando, donde son los músculos de las extremidades los que realizan el esfuerzo.
* Superficie normal, que produce una combinación de todos los músculos.
Para que el perro se mueva sobre una superficie en cuesta podemos situarnos en la parte alta de una rampa y desde allí arrojarle una pelota y darle la orden de que nos la traiga. Si está enseñando a recoger objetos descenderá y subirá cuantas veces se lo ordenemos. El suelo blando ideal es la arena de la playa, pero también pero también puede servir la nieve e incluso caminar sobre una pequeña superficie de agua de poca profundidad como las orillas de un río, o incluso una fuente. Hay una cuarta superficie, caminar sobre terreno rocoso, que desarrolla una óptima coordinación motriz entre todos los grupos musculares del perro. Sobre este tipo de terreno unos músculos han de flexionarse en tanto que otros se extienden, un trabajo de disociación muy necesario.
El pit bull en general no le teme al agua en incluso la mayoría de los ejemplares disfrutan en ella, pero es difícil conseguir que un perro nada más allá de unos pocos metros. La mayoría, sí les arrojamos un objeto se limitan a recogerlo y a volver inmediatamente a la orilla."
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